1. Nombre del experto: Médico Psiquiatra Ana María Nageli Lazo Ramos

2: ¿Qué opinas acerca del acoso sexual en el transporte público a causa del machismo?

Actualmente, vivimos una época de mucha violencia, en todo sentido y diferentes ámbitos y la violencia a nivel sexual tipo acoso, violaciones o tocamientos, al fin y al cabo siguen teniendo como base una situación de poder indiscriminado y fuera de lugar de un agresor hacia la víctima. El tema de acoso sexual en el transporte público, lamentablemente, es una situación más común de lo que creíamos que era y cuando vemos las estadísticas, nos encontramos con que casi cerca de un tercio de la población femenina ha sido víctima de un acto de acoso sexual y hasta casi un cincuenta por ciento ha sido testigo de ello. El hecho de ligar el acoso sexual al machismo, es actualmente una realidad, pues, se ha visto no solo en Perú, sino también en estudios de otros países, que la justificación del agresor para realizar estas prácticas, parte de que considera que es la víctima la que propicia esta situación de acoso sexual, este hecho obviamente no solo revela que no existe ningún tipo de conciencia de las consecuencias del acto realizado por parte del agresor, sino que suscita a que los testigos también revictimicen a la víctima del acoso, al volverla responsable de un hecho que está fuera de su control.

3: ¿Usted ha sido testigo o ha vivido  algún caso de acoso? ¿qué hizo ante la situación?

En mi práctica como Psiquiatra, todos los días tengo casos de mujeres que comentan situaciones de acoso en diferentes ámbitos de su vida: en el trabajo, en la calle, en ámbitos sociales y que actualmente gracias a la información y al empoderamiento de la mujer que poco a poco se está logrando, se está haciendo posible que en primer lugar lo reconozcan como acoso (pues este es un tema muy ligado al machismo y es que la misma mujer, a veces no lo reconocía como un acto de acoso, sino como una “práctica habitual” del personal masculino) y en segundo lugar, que lo denuncien  y le pongan un freno.

En mi situación de Psiquiatra, siempre encamino a mis pacientes a que primero identifiquen bien  el acto y en segundo lugar, ayudarlas  a que se encamine una denuncia o solicitud de protección para ellas mismas.

4: ¿Usted cree que existe diferencia entre acoso y piropo?

No, no lo creo y los estudios también nos dicen que no; el acoso y el piropo, para la salud mental de la víctima, son exactamente lo mismo y para tener muy en claro esto, debemos partir del concepto que es muy explícito y es que hablamos de acoso sexual cuando “existe una conducta inapropiada y no deseada que podría causar ofensa o humillación en otra persona” y esto es lo que sucede con “el piropo”, que es una frase, dicho, palabra que no es deseada y que puede generar humillación, por tanto solo partiendo del concepto, no existe ninguna diferencia.

Existe un estudio muy interesante que se hizo en Australia, acerca de “las conductas de acoso” en la facultad de Medicina y en la milicia y se encontró en ambos, que el daño emocional que dejaba en la mujer el recibir “un piropo sistemático y permanente”, era tan generador de síntomas de estrés postraumático como si se hubiera sufrido un hecho de violencia sexual.

 

5: ¿cree que el acoso es un tipo de maltrato hacia la mujer? ¿Porqué?

Claro que sí, el acoso, es un claro tipo de maltrato hacia la mujer y viéndolo desde el punto de vista de la salud mental, es uno de los maltratos que pasan más “desapercibidos y quedan más impunes”, porque se tienden a “normalizar” en ciertos ámbitos laborales, estudiantiles o sociales. Y es importante recordar, que cuando hablamos de maltrato o violencia, existen dos condiciones que hacen  que la víctima desarrolle daños a largo plazo en su salud mental y son: a) La impunidad del daño perpetuado, es decir que la víctima no encuentre un castigo real para el agresor y b) La situación de “normalizar su experiencia”, al punto de minimizarla y no tomar en cuenta el sufrimiento generado; ambas condiciones, se dan en el acoso, por ello es que puede llegar a ser tan lesivo para la salud mental de las personas.

6: ¿usted cree que el acoso afecta a la sociedad en general?

Por supuesto que sí, porque se crea una sociedad que aprende a vivir al margen del respeto, dando a un grupo, oportunidades de convertirse en agresores y darles beneficios al margen de la ley y al otro grupo, los supedita rápidamente al rol de agredidos, sin embargo, el problema actual no es “ellas contra ellos”, se pierde la brújula en relación a este tema, al punto de ridiculizarlo, cuando se considera que es una lucha de sexos o que es cuestión de “hacer que los hombres usen el rosado”, esto va más allá de un color o de buscar el empoderamiento de la mujer, la lucha contra el acoso y la penalización del mismo, nos lleva a construir una sociedad con más respeto, libre de violencia y con más salud mental para todos.

7: ¿cree que el acoso hacia la mujer podría llegar a disminuir si las autoridades le ponen el interés suficiente?

El que las autoridades penalicen de forma más eficiente el tema del acoso, en todo ámbito y en toda situación, ayuda a este tema, pero no es lo principal, porque estaríamos hablando de  simple Conductismo: “ante una situación inadecuada, doy un castigo, para generar un aprendizaje de las consecuencias de mis actos”. Sin embargo, la penalización a todo nivel, ayuda, pero es solo una de las aristas de la solución, pues la verdad, la otra gran parte, es trabajar desde pequeños, en todos los ámbitos, para cambiar “el chip” de violencia y machismo que aún existe.

7: ¿Qué soluciones daría para disminuir en acoso sexual en el país?

En primer lugar, concientización, ya se está dando, pero nuevamente, esta no se da con “mandiles rosados”, se da desde pequeños, desde el colegio, enseñando a ambas poblaciones (las posibles agredidas y los probables agresores en el futuro), que el respeto es fundamental en cualquier tipo de relación: amical, laboral, de pareja y que  respeto implica no realizar nada que pueda humillar u ofender a un tercero.

El otro punto, es educar en tolerancia, que somos diferentes personas, de diferentes orígenes y con diferentes prácticas y no todos somos un molde de cómo vestirse, cómo actuar, qué decir y qué no decir, la tolerancia es un principio básico para la convivencia en salud mental.

Y por último, no caer en extremos, expandir el término y considerar que “todo es acoso”, solo termina por ridiculizar la situación, volver a las mujeres unas extremistas o como lo he escuchado más de una vez “unas feminazis”. Pero tampoco podemos estar a la otra orilla en la que los parámetros son blandos y tan flexibles que “todo está permitido”. Actualmente, todavía existen ámbitos donde el acoso sexual es completamente aceptado y es parte de una forma de vida y de relación entre jefes y subordinados y esta situación, en un mundo, donde las mujeres ya dejamos el corsé y nos abrimos un lugar, definitivamente es inaceptable.

Finalmente, es importante considerar, que el problema  del acosador, no solo está explicado por un tema de machismo, sino que en el fondo hay un tinte de personalidad psicopática, pues estamos hablando de una persona que en una situación “de poder o creencia de supuesto poder” agrede a otra persona que está en una situación de vulnerabilidad y el hecho de tomar ventaja de alguien que está expuesto es un criterio de psicopatía, si queremos comenzar a vivir en un mundo con igualdad, con respeto y con salud mental, el acoso sexual en todas sus formas, debe ser completamente erradicado.